LOS TRAIDORES

Por Alcides Cruz
Cuando el carro de la victoria aparece en el firmamento lleno de gloria, los traidores se desesperan para saltar a la vera del camino, por donde pasará el espíritu triunfal de los vencedores.
Los traidores evidentes salen de sus escondrijos donde por largo tiempo estuvieron agazapados. Torvos, aves de rapiña con las patas quebradas, lanzarán graznidos estertóreos para ser escuchados.
Así por estas horas, surgieron como hongos venenosos, desde el frío y en las sombras, traidores compulsivos, traidores insistentes, traidores que se enmascaran en virtudes que otrora fueron causa de su crispación.
Dicen tener historia, pero solamente muestran las llagas de la miseria humana, aunque sus bocas se llenen de baba, con verborragia oportunista, con alegorías emotivas y saludos fervorosos.
Con absoluta naturalidad dicen que vienen de otras latitudes donde fueron engañados, donde apoyaron al antiguo rey de la comarca, que es la causa de sus desiertos del presente.
Sedientos por ello, desesperados por una gota de amparo político, se sientan en la vera de la mesa de los comensales.
Recogen las migas para sobrevivir, pordioseros, infelices, infieles, ingratos. No sienten asco por su propia hediondez, porque ya sin Patria les da lo mismo cualquier vertiente.
Los traidores acechan los sueños de los legítimos dueños del camino; larvarios de las alegrías de los triunfadores, vendrán con alabanzas y cantos angelicales.Los traidores son los mismos enemigos del ayer; los traidores son escorpiones de los tiempos; envenenan los corazones. He visto reptar a los traidores del futuro próximo, entre los queridos compañeros y compañeras, afirmando que son ultraperonistas ortodoxos. Cuando les abren los brazos suelen comer vorazmente las entrañas de los que obran con buena fe. Los conozco. En la hora de los pueblos, atrasan el reloj de la historia porque solamente sirven para destruir.